EDUARDO ASTESANO

 

Un historiador socialista entre el revisionismo histórico, el

nacionalismo popular y la Patria Grande Latinoamericana.

 

Por Maximiliano Molocznik

 

Eduardo Astesano fue un prolífico historiador, ensayista, abogado y agudo investigador de los hechos sociales que determinan las transformaciones de los pueblos. Su obra se constituye en un punto de referencia ineludible para comprender el trabajo realizado por algunos intelectuales de la izquierda argentina que intentaron construir una conciencia histórica contra hegemónica y socialista frente a la historiografía liberal mitrista del siglo XIX y sus remozadores, “historiadores sociales” del siglo XX.

 

Astesano cursó estudios de Derecho en la Universidad del Litoral volcándose luego decididamente a la producción historiográfica. Enrolado en un revisionismo histórico socialista y latinoamericano propuso una “amplitud de miras” a los investigadores sociales incorporando tanto conceptos como milenarismo y continentalismo como herramientas para corregir la “mira histórica”, base de un audaz intento, aún inconcluso, de construcción de un camino alternativo, equidistante de las grandes tradiciones culturales argentinas: el liberalismo europeísta y el nacionalismo reduccionista. Dice nuestro autor: “En esta dialéctica de las civilizaciones superamos tanto la historiografía eurocentrista como al revisionismo puramente nacionalista y provinciano. Convencidos de que hemos sido durante decenas de siglos superiores al hombre europeo, apuntamos hacia una depurada conciencia histórica que encauce el desbordante torrente de hechos del pasado dentro de una teoría general de la historia de la humanidad[1].

 

 

Otro de los tópicos recurrentes de su pensamiento y de su producción teórica fue la defensa de la existencia de un “partido” sudamericano al que habrían pertenecido -según su heterodoxo análisis- figuras aparentemente tan disímiles como Murillo, Miranda, Saavedra, Belgrano, Guemes, San Marín, Artigas, Pueyrredón, Sucre, etc. que habrían confluido en una suerte de “esencia de la sudamericanidad”. Esta idea ha sido, entre todas las suyas, la que, de lejos, ha provocado los más acalorados debates a favor y en contra. Astesano estaba convencido que pese a las diferencias “formales” todos buscaban la construcción de la gran nación sudamericana.

 

En toda su obra puede rastrearse un hilo conductor: un fervoroso latinoamericanismo. Siempre convocó a “los pueblos y gobiernos (que) deben, hoy, disciplinarse seriamente avanzando hacia los Estados Unidos de Sudamérica, expresión de la sudamericanidad. Habrá pasos intermedios, pero el siglo XXI nos deberá encontrar mancomunados en los Estados Unidos de Sudamérica, expresión política unificadora de la nación sudamericana[2].

 

De toda su profusa producción merecen destacarse, en su primera época: “Contenido Social de la Revolución de Mayo” (1941) e “Historia de la independencia económica” (1949). En su segunda época (impactado ya por el peronismo) y entrando en crisis con la estructura política que lo contenía, el partido comunista argentino, se operó en él un interesante viraje intelectual que lo llevó a plantearse “la cuestión nacional” (siempre dentro del marco del latinoamericanismo) en una actitud diferente a las prescripciones historiográficas y a la “línea soviética” de Codovilla y sus camaradas. En ese período produce sus mejores textos: “Rosas y el nacionalismo popular” (1960) “Martín Fierro y la justicia social” (1965) y “San Martín y el origen del capitalismo argentino” (1961).

 

Dueño de una claridad expositiva notable y dotado con una trasposición didáctica profesoral amena y despojada de soberbia alcanza la notoriedad con las que serán, a posteriori, sus dos obras mas reconocidas: “Historia Socialista de América” (1973) e “Historia Ecológica y Social de la Humanidad” (1975).

 

Otro trabajo que merece ser destacado es “Filosofía Histórica de la Comunidad Organizada” (1984)  en el que, sin apartarse de la matriz economicista que lo acompaño siempre, bucea en los “valores subyacentes” para intentar comprender las motivaciones profundas por las que actúa el pueblo argentino analizando, con gran lucidez, los hechos políticos que se produjeron el 17 de Octubre de 1945 con la liberación popular del General Perón y su papel como constructor de “una comunidad organizada sin egoísmos ni exclusivismos individualistas”.

 

Atacado por sus pares, silenciado por la prensa oligárquica, ignorado por los capitostes de las universidades, creemos que ha llegado la hora de reivindicar el trabajo de este notable profesor y agudo polemista que intentó a lo largo de toda su vida superar, dialécticamente, el planteo liberal monocausal, es decir rebatir la idea que el progreso solo llegó de Europa.

 

En el plano historiográfico dio pelea también contra la historia política tradicional que giraba, según su visión, alrededor de unos pocos héroes nacionales sin dar cuenta nunca del proceso de opresión imperialista, la liberación nacional y las tentativas de los pueblos de controlar las riquezas que producían.

Dirigió sus obras preferentemente a las jóvenes generaciones transformándose de esta manera en un ejemplo a seguir para todos aquellos que estamos interesados en cuestionar el estado de cosas existente y en disputarle a las clases dominantes el monopolio de la interpretación del pasado, la organización de la cultura y el poder político en el tiempo presente.

[1] Astesano, Eduardo: “Historia Socialista de América”, BsAs, Relevo, 1973, Prólogo.

 

[2] Astesano, Eduardo: “Historia Social de América”, BsAs, Peña Lillo Editor, 1982.

mejor es Compartir