¿Ha dicho Ud. Acusmática? o ¿ qué tienen en común Los tres chiflados, Pitágoras, Lost y el perrito de la RCA Víctor?
Por Jorge Sad Levi
Uno:Uno: los Tres Chiflados logran escaparse del calabozo del cuartel donde prestan servicio como soldados. La fuga es detectada y son perseguidos por sus jefes. Curly entra en una habitación para esconderse y se mete adentro de una enorme radio militar, desde la que comienza a realizar una desopilante pseudo transmisión musical. La música resulta insoportable para el jefe y, cuando quiere cambiar a una estación de noticias, Curly simula una comunicación militar alertando del escape, mientras que con otra voz muy aguda advierte “¡No están aquí…! ¡No están aquí!”. Los militares pasan por un corto momento de vacilación hasta detectar que ambas voces provienen de la misma persona oculta tras el mueble y comienzan una nueva persecución.
Dos: el antiguo logo de RCA Victor, la empresa discográfica, presenta el dibujo de un simpático perrito que apunta sus orejas hacia el cono de un gramófono, mirando con tierna atención y reconociendo un sonido que le es familiar. Abajo del dibujo, una leyenda dice escuetamente: “La voz de su amo”.
Tres :Charlie (Dominic Monahan), el bajista y cantante de la banda ficcional Drive Shaft, en el primer capítulo de “Lost”, exclama ¡“terrific”!, al escuchar el tenebroso sonido que viene del interior de la isla, pegándole una etiqueta estética al ruido sobrenatural que deja pasmados a todxs y que da comienzo a la infinita cantidad de interrogantes no resueltos que presenta la serie.
La voz y la música que Curly intenta hacer aparecer como provenientes del parlante vienen del mismo lugar donde están sus perseguidores, aunque por un momento logra engañarlos e inventar un lugar y un emisor imaginarios . En el caso del perrito, la voz del dueño es conocida, pero ¿dónde está?. En el caso de Lost, los sobrevivientes saben de dónde viene el sonido, pero no quién lo produce. No lo ven y no lo conocen.
¿Qué pueden tener estas imágenes/sonidos con Pitágoras?
Parece ser que los discípulos del filósofo y matemático constituían una secta, la secta de los acusmáticos[1] y una de las características del modo de transmisión de los conocimientos en el grupo consistía en escuchar las clases del Maestro, detrás de una tela, la cortina acusmática. Esto era para no distraer la atención de su enseñanza con sus gestos y apariencia física, permitiendo la concentración en la palabra.
No ver la fuente del sonido, como ocurre con el perrito de la RCA y con la escena de Curly, es totalmente diferente a no conocer la fuente del sonido. No ver o no conocer la fuente del sonido nos facilita proyectar causas imaginarias, para concentrarnos en la calidad del sonido, en su forma, en sus brillos y opacidades , en la manera en que varían en el tiempo los armónicos, en su espesor, su silueta. No solo de melodías vive el humane. El flaco Spinetta nombró, con su infinita dulzura y en este simple verso, de qué se trata la escucha acusmática:
“Y entre los libros de la buena memoria se queda oyendo como un ciego frente al mar”. |
En el precioso escrito sobre el Shofar de Theodor Reik, incluido en su libro, ̈El ritual ̈, la sonoridad del instrumento sagrado, en un juego de continuas sustituciones, es atribuida inicialmente al carnero como animal destinado al sacrificio, posteriormente interpretado como los últimos estertores de un toro moribundo, que está en lugar del padre asesinado por la horda primitiva, hasta remontar en la cadena causal hasta la mismísima voz de Dios. Queda claro a través de todas estas transformaciones que el cuerno es el medio para escuchar otra cosa.
Las causas del sonido son infinitas cuando hay una escucha atenta. ¿Cuál es la causa de una sinfonía o en una obra musical contemporánea ? Podemos ver a los músicos, los instrumentos, al director en el concierto o en un video, podemos escuchar a través de altoparlantes sonidos electrónicos, como los discípulos de Pitágoras escuchaban a su Maestro, pero la causa- insisto- en una escucha atenta, el quién habla y dónde está se parece más bien a un fantasma que no tiene palabras, que a un emisor y una fuente material, sea este el compositor, el intérprete, el instrumento.
Lo familiar del sonido, que se torna inquietantemente extraño, forma una persona virtual a la que le adjudicamos las emociones de la música. Una canción es triste o alegre, enérgica o depresiva pero quien canta, que pasará por varios estados durante un mismo concierto, no experimenta necesariamente esas emociones, las construye, de la misma manera que el compositor.
Tal vez el trabajo del músico sea construir personas imaginarias a las que le ocurren los sentimientos que expresa la música.
,Y si fuera así, el mayor obstáculo que producen las músicas actuales es el ruido. Hacen ruido. Ruidos que asustan porque no conocemos sus causas. ¿Quién habla? ¿De dónde viene? Ruido en relación al hábito, ruido por el rechazo a lo singular, ruido que tal vez merezca ser escuchado para adivinar las presencias que oculta. Como en los libros de la buena memoria.
[1] (cualquier parecido con la tribu de los compositores electroacústicos es pura coincidencia).