UNA NOTA SOBRE EL SILENCIO

 

Realismo capitalista

Sobre el control global de la música ejercido por Spotify

 

Por Jorge Sad Levi

 

Hace poco la extraordinaria cantante Natalia Cappa terminó un álbum (de pronta aparición) dedicado a la música que ella misma encargó a varixs compositorxs argentinxs, entre lxs que tengo la alegría de contarme.

Ocupándonos del terminado del producto para compartirlo en las plataformas, me  pareció  importantísimo organizar espacios de silencio , ya que cada obra pasaba directamente a la otra) , y esto, para ayudar a diferenciar las obras entre sí para un público mas amplio.

Por otra parte, deseaba contrastar mis tres canciones en ladino, “La culor dil tiempu” para que pasen en continuidad sin ninguna pausa entre ellas.

La idea de “componer” los silencios entre los tracks,  viene fuertemente influida por prácticas del siglo XX , especialmente, por el monumento musical que es el lado B de Abbey Road, al que jamás voy a dejar de escuchar, celebrar y homenajear como uno de los puntos mas altos de la música occidental.

En ese disco, luego de 14 segundos de silencio aparece la deliciosa “ Her majesty” rompiendo cualquier previsión “normal” y “esperable” en relación al tiempo establecido entre pista y pista para el cambio de canción. Otras canciones, por el contrario, en ese mismo lado del vinilo pasan sin solución de continuidad, produciendo  choque significativo entre piezas muy diferentes, canciones que, cada una, tiene una lógica singular.

 

Otro ejemplo de uso creativo del silencio sobre el soporte disco en los Beatles es un track escondido al final de  Sgt. Pepper : al final de la edición inglesa, el surco, como en todo disco, se cierra ( el clásico ruido de púa que hace un loop) pero en este caso se escucha ésto : clic aquí . (De paso pueden escuchar el uso del espacio esterofónico de manera totalmente experimental.)

Insipirado en todo eso y en anteriores experiencias, pedí al Ingeniero de grabación Ariel Gato una disposición de los silencios que permitiera la idea. Me respondió que no era posible y, ante mi incredulidad  me respondió:

Hace 10 años comencé subiendo musica a las tiendas musicales, en aquel momento The Orchard y Cd Baby, con el tiempo y como todo surgen otras compañías distribuidoras que son las que nos permiten colocar la música en Spotify como principal tienda, itunes, amazon, Deezer, Tidal, Youtube musica, etc. (…).

 

“En un comienzo no había requerimiento estricto al subir una canción si al terminar por decisión estética podía quedar o no silencio sin música pero hace 3 años cambió principalmente porque Spotify por una decisión comercial así lo determinó y hoy no se puede subir musica que dentro de su estructura tenga más de un segundo de silencio dentro o en las puntas del mismo track. Directamente es rechazado el track al querer ser uplodeado por contener silencios que no representan sonido alguno. Es cierto que existen temas con esas características funcionando en Spotify y demás tiendas pero todos ellos fueron subidos hace antes de esta normativa. Hoy ya es imposible”

 

Parece ser que todas estas disposiciones delirantes comenzaron cuando el grupo Vulfpeck produjo el álbum llamado Sleepify, conteniendo pistas de silencio , buscando financiar con esas escuchas silenciosas  las regalias obtenidas la realización de un concierto gratuito para sus fans, aprovechando un agujero en el sistema de la mega plataforma, que sube 135000 tracks diarios. La historia completa y detallada de esta historia la pueden leer aquí.

Que una corporación pretenda intervenir en cuestiones estéticas y decisiones artísticas  solo ocurrió para  la narrativa musicológica actual del siglo XX y XXI fue durante la triste administración de Zdanov, el funcionario de la URSS que con la doctrina  del realismo socialista en mano, allí por los años 50, cuando todo el arte  occidental explotaba[1], controlaba que los compositores dedicaran sus esfuerzos a ensalzar las conquistas de la revolución y de la nación rusa y condenaba cualquier acto vanguardista como fruto de problemáticas burguesas que debían ser prohibidas de plano.Una de las mayores y conocidas víctimas de tales disposiciones fue Sergei Prokoffiev entre muchos otros.

La intervención de Spotify no se reduce a la detección y prohibición de silencios, sino que ejerce su poder devastador  borrando parte de los créditos, agradecimientos, diseños del interior de los cd’s ( que podría ser incluido fácilmente con un link), las láminas, como las que acompañaron el “doble de Pescado” o “Artaud”  y toda otra información paratextual que nos permita bordear mejor las ideas en juego en la música, estados de ánimo, micro colaboraciones, instrumentos, etc.

Como termina diciendo Ariel Gato  “Es probable que por presión alguna compañía como Universal la más grande podría lograr así pero el resto de los independientes ya no podemos”

Y así es, efectivamente, y por suerte, al menos en los discos de The Beatles, en la obra 4’ 33” de John Cage y probablemente en otros clásicos se conserven los silencios originales ¿Pero no es demasiado que una corporación defina el modo en que se despliega el silencio en una obra de arte? “

Así como damos por natural y coherente que el cero pertenece al universo de los números, ¿por qué no pensar que el silencio es un tipo especial de sonido con el cuál es posible componer y sobretodo, pensar?

 

Morton Feldman

Palais de Mari para guitarra eléctrica.

[1] Aunque despues nos enteramos que la CIA puso un montón de  dinero para eso, pero será objeto de otra nota!

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